Familias Canguro...

¿Y cuándo te lo quiten?... es una de las frases más oída por todas aquellas familias que se hayan embarcado en la maravillosa experiencia de acoger a un niñ@ en su hogar.















jueves, 30 de diciembre de 2010

Ya vienen....

Los de la foto son unos buenos amigos nuestros,
los Reyes Magos de Oriente, eso si en versión playmobil. A pesar de que nuestras niñas ya son grandes aún siguen escribiendo su carta a los reyes con ilusión y, como no, con cachondeo.
Este año, ya saben que vienen más "ligeritos" pues empiezan a interesarse por la economía y saben que la crisis también les afecta a ellas...
Sin embargo asumen con total convicción que son afortunadas pues su padre tiene trabajo (aunque cobre menos) y siguen gozando de internet y telecable. Hace ya unos años, nos "insinuaron" una serie de compras que no estaban a nuestro alcance. No hay problema, les dije, vuelvo a trabajar, eso si os quedáis a comer en el cole y por la tarde volvéis solas (tenían jornada partida) ya que no podre encontrar un trabajo que me permita recogeros ni comer juntas....
Ah no, me dijeron, nos quedamos como estamos, nos gusta comer contigo y hablar camino de casa o del cole...Nunca más se hablo del tema. Los que estéis pensando que seguro que el padre de mis hijas ganará un buen sueldo os puedo decir que gana más que una cajera de supermercado y menos que muchas empleadas de cualquier empresa de limpieza...
No pretendo hacer demagogia, esta decisón la tomamos entre todos y todos estamos de acuerdo, para lo bueno y para lo malo, en otras familias ese modelo no tiene porque servir. Tenemos hipoteca y coche pero normalitos. Comemos como todo hijo de vecino pero como no tenemos "pueblo" que nos llene la despensa los caprichos solo de vez en cuando...Y qué nos querrá decir ésta, os preguntaréis... Pues que a veces, aunque suene increíble, con ilusión también se vive. Ilusión por dejar la ventana abierta, por no saber que habrá debajo del árbol al levantarse, por si "bichito" romperá el papel de su regalo o nos quitará los regalos a los demás....Ilusión, por que al fin y al cabo, la ilusión no cuesta dinero y da mucha más alegría de lo que nos podemos imaginar.
A todos aquellos que pasaréis estas fiesta con un poco menos de dinero... recordad que la felicidad hay que buscarla en pequeñas cosas y nadie nos puede quitar eso. Muchisímos besos y Feliz Año Nuevo de Nuevas Ilusiones.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Calmar la sed.


Hoy quiero contaros un cuento...
Érase que se era un bonito pozo. En realidad no era un pozo muy especial, si no más bien normalito. Con su cubo para el agua y su piedra gris. Sin embargo, tenía un agua fresca que calmaba la sed. Tampoco su agua era nada especial, no curaba ni te encontraba marido, sólo quitaba la sed.
A veces la gente se acercaba al pozo y tiraba una moneda con la esperanza que un deseo se cumpliera, cosa que por supuesto, nunca sucedia.
Otras, lo miraban mientras apuraban el paso, camino de un pozo mejor del que todos hablaban. Poco a poco nuestro pozo se quedo solo. Nadie iba ya a calmar su sed, nadie se sentaba a mirarlo, nadie hablaba de él. Todos buscaban algo más, algo que no veían en él....
Del mismo modo miramos a veces a los demás. Viendo sólo la piedra gris y normal y no el agua que puede calmar nuestra sed.
Del mismo modo buscamos a los demás. Siguiendo la fama que dejan detrás y no su verdadera utilidad.
Del mismo modo también, esperamos de los demás lo que quizás nadie nos pueda dar, es más fácil comprar que trabajar.
Acoger a un bebé, no es jugar a ser mamás. No es vestirlo de príncipe o princesa, no es ser una familia "guay".
Acoger a un bebé no es la solución para una vida gris, no es llenar tu día con algo que no te pertenece.
Acoger a un bebé, no es cumplir los deseos que nosotros tengamos para ellos, no es transformarlos con una varita mágica.
ACOGER A UN BEBÉ ES CALMARLE LA SED.
Muchos besos a todos los que ya lo sabeis.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Manos que no dáis...

Somos un pueblo refranero, se nos llena la boca de la llamada sabiduría popular, lo cual debería convertirnos en un pueblo muy sabio. Pero los loros repiten frases aprendidas y no por ello saben lo que están diciendo.
Digo esto porque me vienen a la cabeza dos de esos dichos sabios que son utilizados muy a menudo: "hace más que el que quiere, que el que puede", y otro: "querer es poder".
Dicho esto me gustaría cederle la voz a cualquiera de esos niños que están con una familia de acogida. Niños que aunque no tienen voz, si tienen oídos.
Somos muchas las familias, por no decir todas, que ante un acogimiento tenemos que oír la frase que da título a este blog: "Yo no podría" y todas sus justificaciones, y lo tenemos que hacer mostrando comprensión. Pues bien que sea un niño quien os responda, que sea uno de esos niños sin voz los que os digan la diferencia entre "poder y querer". Vamos allá.

"Yo no podría vivir sin cariño.
Yo no podría vivir sin cuidados.
Yo no podría vivir sin una familia.
Yo no podría vivir en un centro.
Yo no podría desarrollarme plenamente sin ti.
En definitiva, yo no podría porque no quiero vivir así".

martes, 16 de noviembre de 2010

Dormir...


Esta noche no tocaba dormir... Nuestro bichito decidió que ésta era una noche tan buena como cualquier otro momento del día para estar con nosotros en "contacto directo".
Por supuesto no se salió con la suya (dormir con nosotros) aunque sólo en parte, pues ella y yo nos pasamos toda la noche viaje para aquí viaje para allá, palabrita arriba palabrita abajo...
Cuando ésta mañana el padre de mis hijas se marchaba a trabajar y me miró con cara de impotencia, pensé: buf, que mal me debe de ver...Y la confirmación no tardó en llegar...nuestra pequeñaja ni corta ni perezosa, antes de que me levantara resignada a comenzar el día, me ofrece sin dudarlo su osito y su chupete...En fin, me dije, no se puede decir que en casa pasen de mi...
Así que le di las gracias, le devolví sus más preciados tesoros y me fui a la cocina en busca de un buen café y un biberón mientras la oía protestar entre gritos por lo que sin duda juzgaba una terrible injusticia al dejarla sola.
Creo que cuando la gente me pregunte de nuevo lo que voy a hacer cuando se vaya; en vez de aclararle todo eso de que estaré feliz porque ella tiene que seguir su camino, tener un hogar definitivo y todas esas cosas que nunca logran entender, me limitaré a contestar... dormir señora, dormir.
Buenos días.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Ella es feliz...



Siento mucho no poner otras imágenes más tiernas de la niña, pero es que recogen momentos muy especiales y ésos sólo son para sus padres y aquellos con los que éstos quieran compartirlas. Pero seguro que vosotros con un poco de imaginación, podréis realizar mentalmente el camino desde las toallas hasta el mar y todos los momentos y experiencias por ella vividos.
Bien, para empezar os diré que nuestra peque no le tiene miedo a nada (ni al agua fría) y que disfruta de cada novedad de una forma increíble...
Se que muchos piensan que será terrible el día que se despida de nosotros, y se imaginan mil y un sufrimientos a nosotros y a ella. Todavía hoy me lo acaban de recordar, y digo recordar porque esta persona me lo recuerda cada vez que me ve. No es que me importe mucho su opinión -imaginación- ya estoy acostumbrado, pero no puedo dejar de preguntarme: ¿Esta mujer no se dará cuenta que si esta preciosidad no estuviera con nosotros, probablemente no hubiera conocido ni el mar?...
El caso es que la niña conoce el mar, la piscina, el monte, la ciudad, el parque, los columpios (como disfruta columpiándose y que carcajadas echa) y otras muchas cosas, que no conocería si en vez de estar con una familia, estuviera en un centro...
Como muchas veces os digo, no os voy a mentir; se pasan momentos malos, pero la auténtica felicidad es el reflejo que recibes de la que das a los demás. Y me consta que ella es feliz y eso es lo único que importa...

lunes, 9 de agosto de 2010

Verano

Bueno, podría empezar este post pidiendo disculpas por todo este tiempo sin aparecer por aquí... Pero va a ser que no!
Os agradezco a tod@s los que me preguntáis por una nueva entrada, a tod@s los que cada poco entráis y aún no habiendo novedades seguís esperando, a tod@s los que queréis compartir nuestra aventura, nuestro día a día, nuestros pensamientos y sentimientos... pero no hay disculpas. "¿Y por qué?" Preguntaréis los más atrevidos...
Porque es verano, porque quizá el próximo, nuestra peque no esté, así que aprovechamos éste como si fuera el último.
"Siempre hay un hueco" parece que oigo replicar a alguien (¿o será mi conciencia?). Sí siempre hay un hueco después de que "bichito" se queda dormida, pero es el que aprovecho para hablar con mi niña grande de ese chico que hace que sonría cuando piensa en él, que consigue ponerla nerviosa si se rozan un instante, es el hueco en el que ella me asegura que "mañana" le pedirá el número de teléfono...Quizás éste sea también el último verano que la veamos jugar en el parque con su hermana...
Es cierto que nuestra pequeña forense aún nos da un respiro, parece que no hay cambios hormonales a la vista, ni suspiros en la noche por ningún chico, pero pasa todo tan deprisa....
"¿Y no te da pena?" me preguntan a veces por la calle. Y entonces es cuando suspiro y me preparo para responder...
No, no me da pena que "nuestros" bebés se marchen, ellos siguen su camino y soy afortunada por haberlos tenido.
No, no me da pena que "mi niña grande" crezca, que se llene de curvas y de sentimientos que la abruman, esta creciendo y se está convirtiendo en una persona maravillosa de la que estoy muy orgullosa.
Por supuesto no me da pena que su hermana lleve el mismo camino ¡! tiene suerte de tener a alguien que le allane el camino ¡ventajas de no ser la mayor!
Así que tal y como están las cosas, las penas las dejamos para las despedidas de amigos a los que quieres y las disculpas para cuando tus actos causen dolor a los demás.
Y a tod@s vosotr@s , ¡gracias por seguir estando ahí y por que no, por ser tan egoístas como para querernos más cerca y más a menudo!
Feliz último verano a tod@s, porque la vida si la sabes vivir no da lugar a repetición.

lunes, 7 de junio de 2010

La medicina...

Todos hemos oído y dicho en más de una ocasión que esta sociedad está mal, que a dónde vamos a ir a parar, y cosas similares, pero la pregunta es bien sencilla ¿qué hacemos nosotros para que esta sociedad sea mejor?. Si la respuesta es protestar y quejarnos, cosa por otro lado muy habitual al menos en nuestro país, la cosa entonces va mal, como nuestra sociedad.
La salud de nuestra sociedad, es directamente proporcional a la salud de sus componentes, es decir a la salud de todos y cada uno de nosotros. No, no me refiero a no tener gripes, catarros, y otro tipo de enfermedades comunes y corrientes. Me refiero a nuestra salud mental, que al fin y al cabo es la que hace que una sociedad sea sana y agradable, dotando de una felicidad más o menos estable a sus componentes.
Para conseguir este tipo de salud, existe una medicina que resulta muy barata y fácil de administrar: el cariño, el afecto, el amor...
El efecto secundario de esta medicina es que la necesitas durante toda la vida, resulta casi como una adicción. Pero si nosotros personas adultas la necesitamos, más aún la necesitan los niños pequeños, ya antes incluso de salir de la barriga de su mama.
Es tan importante este medicamento amoroso que en caso de verse privado de él durante el primer año de vida, provoca una enfermedad denominada Depresión anaclítica, que se manifiesta como un cuadro clínico en el que el niño recibe escasos estímulos del exterior, lo que le mueve a realizar pocos movimientos y a desarrollar un mímica escasa, mostrando también poco interés por su entorno. Todo ello atribuído a la falta de presencia materna y privación de la relación emocional...
El primer año de vida es fundamental para el sano desarrollo del individuo que el día de mañana formara parte activa de ésta a la que llamamos mala sociedad. En nuestras manos está que nuestra sociedad sea un poco más sana y para ello solo debemos tener en cuenta que los hijos del mundo son nuestros hijos también...
Acoger a un niño es una bendición para él, para ti y para la sociedad entera.
Dejemos de quejarnos y actuemos...

jueves, 27 de mayo de 2010

Primeros pasos...

Lo bueno de tener un bebé de acogida en casa (al menos una de las cosas buenas) es que sólo te ocupas de cuidarlo y disfrutarlo, algo que con los hijos no se consigue. Con tus hijos, naturales o no, haces planes para ellos, buscas cualidades o defectos de la "casa", tratas de imaginarte como serán en un futuro...
Reconozco que en mi caso soy bastante prudente a la hora de planificar o de influir en sus gustos pues no me gustaría proyectar en ellas lo que yo no conseguí o lo que me gustaría que fueran. Intento buscar caminos que las guíen pero sin que pierdan nunca la inmensidad del horizonte ante ellas. Evidentemente, no me gustan las etiquetas. Sé que es inevitable y que por instinto juzgamos y etiquetamos porque sólo si estamos con los que nos asemejamos tenemos más garantías de sobrevivir. Pero como también creo que estamos en continua evolución no sería justa si no os dijera que creo también en las mezclas, en la diversidad, en las fusiones. Que creo que todo esto nos hace avanzar. Conocer bien lo que nos rodea nos da seguridad y perfección, salir a conocer lo que desconocemos nos hace ser mejores, llegar más lejos. Al final, lo de siempre, lograr un equilibrio...¿y por qué os cuento todo esto? Porque mientras "nuestro" bebé comienza a decir sus primeras palabras y a despertar, nuestra niñas, comienzan a tomar sus propias decisiones, acertadas o no, y nosotros asistimos, casi impotentes, a sus contradictorios deseos de permanecer o experimentar....
Supongo que la paciencia es la mejor compañía...pero no conozco a ningún chico o chica de su edad con ese nombre....

jueves, 20 de mayo de 2010

Música celestial...



Ya en su día escribí en la entrada Regalos para el Alma, que las primeras sonrisas de los bebés no son una respuesta consciente a los estímulos que les aportamos aquellos quienes los cuidamos.
Sin embargo las primeras palabras, aún no teniendo consciencia de su significado, si que las dicen sabiendo que lo hacen. Con esto lo que quiero decir, es que nuestra pequeña hace unos días ha comenzado a decir pa-pá, y si bien no identifica la figura de un hombre con esa palabra, la dice y la repite como el mayor de los descubrimientos. Tanto es así, que el otro día venía dormida en el carricoche y nada más despertar, lo primero que hizo fue decir pa-pá.
No hace falta decir que la alegría en casa fue mayúscula, yo creo que porque nuesto perro no sabe hablar, sino también estaría animándola y felicitándola cada vez que lo dice bien.
Sin embargo he de confesar, que durante una décima de segundo, tuve un sentimiento de tristeza. Tristeza no por mi, sino por el verdadero padre que algún día tendrá nuestra peque, por que él nunca oíra de sus labios el primer papá. Pero como he dicho, sólo fue un instante, pues enseguida pensé, que cuando llegue el día que la peque esté con sus padres, ese día cuando ella lo llame papá, lo hará con total conocimiento y puedo imaginar que ese primer papá, le sonará a ese hombre como música celestial...
Mientras tanto, nosotros seguiremos enseñándole a decir: mamá, nany (mi mujer), beto (yo), ela (mi hija mayor), nina (mi hija pequeña), dago (nuestro perro)...tito, tita, pan...y todo lo que sea necesario. Y por supuesto con todo el Amor del mundo...

viernes, 9 de abril de 2010

Pasos para ser Familia de Acogida

Bueno, decía en mi perfil cuando me embarqué en este blog, que éste era un deseo casi imposible por el poco tiempo del que disponía. Y aunque en un principio parecía que lo estaba logrando... llegó el parón. Llegaron los achaques y se esfumó el poco tiempo del que disponía para dedicarlo a esto. Pero todo tiene su principio y su fin (o su paréntesis) y aparentemente recuperada vuelvo a la carga.
Tenía pendiente una entrada para contar como era todo este proceso de acoger un niño en tu hogar. Busque distintos modos de enfocarlo y llegue a la conclusión que narrar los trámites necesarios no iba a satisfacer demasiado vuestra curiosidad, así que decidí darle una vuelta más, digamos una vuelta más personal...
Después de quejarse uno, 150.327 veces, apróximadamente, sobre lo mal que está el mundo y lo injusto qué es y cómo deben de sufrir todos esos niños que se ven envueltos en "asuntos de mayores", vas y decides actuar.
¡Tengo que hacer algo! exclamas rebosante de indignación...sí, sí, pero el qué. Apadrinar a un niño... no, no vale, ya lo llevamos haciendo desde hace 15 años, tiene que ser algo más directo, más real, queremos implicarnos más.
Trabajar en ese sector... con nuestro nivel de estudios... difícil y ponerse a estudiar ahora... va a ser que no.
Y aquí es cuando mete mano el azar o el destino, cada cuál decida el término que prefiera...
Hacía ya algún tiempo que nos habíamos enterado del programa de Familias Canguro de Cruz Roja, pero cuando nos entrevistaron nos dimos cuenta que aquel no era un buen momento para acoger... pero ahora, sí. Porque antes no y ahora sí, se preguntarán algunos. Pues tan sencillo como porque ahora (en aquel momento) todo era estabilidad. Y es que no hace falta un sueldo asegurado ( ay del programa si ese fuera un requisito), ni una casa de revista, ni estudios universitarios...
Hace falta que quieras entrar en el programa por los niños que te necesitan, no porque tú necesites un bebé.
Es importante, creo yo, que asumas, que no necesitas un cambio en tu vida, pero que sepas que tu vida va a cambiar para siempre, porque nada vuelve a ser igual después de un acogimiento.
Es necesario, que aún sabiendo un montón de teorías y practicas sobre educación seas capaz de olvidarlas todas para aprender de nuevo como actuar con cada uno de los nuevos miembros que se incorporen a tu hogar, porque cada uno es distinto, único.
Y sobre todo, es fundamental AMAR, sin prejuicios de raza, religión, nivel social, sin nada de nada. Amar en bruto, sin esperar nada, sin poseer, amar con el corazón, con todo tu cuerpo. Amar sin pensar en mañana o en la Administración, amar y enseñar a amar.
Después de tener esto claro, los informes médicos, los test, las entrevistas con la trabajadora social y con la psicóloga (un besazo para las dos), todos esos trámites... bah! son sólo eso, meros trámites.
Ah, por cierto, la recompensa no hace falta que os la cuente ¿verdad?

miércoles, 3 de marzo de 2010

La maestra...


Habéis leído y oído hablar de ella, bueno, pues aquí está, os la presento. Perdonad que no se nos vea muy bien la cara, pero a nosotros eso del famoseo no nos va mucho.
Parece mentira, pero ahí estamos. Hace cuatro días, -como quien dice- me regalaba sus primeras carcajadas, y ahora nos encontramos ahí sentados, abrazados como dos amigos, observando una soleada mañana, mientras hablamos de nuestras cosas.
En la época más difícil de la vida de cualquier persona, es decir: la adolescencia, me quedé sin referentes a los que seguir. Así que crecí sin maestros, sin líderes y sin famosos a quien admirar. El caso es, que durante mucho tiempo, busqué a ese maestro, también muchas veces creí encontrarlo y me equivoqué. Pero al final lo encontré y lo creáis, o no, lo tenéis delante vuestra. Entre otras muchas cosas, ella me está enseñando a no juzgar de verdad...¿cuántas veces decimos?: "yo no juzgo, yo sólo digo que...", o frases similares. ¿Pero decimos la verdad, al decir: yo no juzgo?...¿No es nuestra propia opinión un juicio de como debería ser o hacerse una cosa?...
Aunque nos gusta mucho juzgar, decimos que no lo hacemos, porque en el fondo de nosotros, sabemos que: "no somos quien para juzgar"...
Por cierto, después de una maravillosa conversación matutina, ¿qué mejor, que una buena siesta de media mañana?...

martes, 23 de febrero de 2010

Crecer o no crecer...

Hablaba Berto en su anterior entrada sobre el deseo de Peter Pan de no crecer jamás y Bea añoraba ese recuerdo de su infancia inexistente en la mayoría de los niños de hoy en día.
Y creo que ambos dieron en un "hueso" duro de roer. Me explico.
Es innegable que la mayoría de los niños y niñas lo que más desean es crecer y no precisamente para ser maestros, médicos o pilotos de aviones. Quieren ser mayores por motivos tan cuestionables como ganar dinero, ir a fiestas o de compras (y no hablo sólo de adolescentes) y como no, parecerse a los ídolos de barro que nos venden en las series de tv o los videoclips de moda. Como la mayoría de los niños quiere eso y la mayor parte de la sociedad lo vende, de nuevo la mayoría de los padres, lo permite. Adelantamos a nuestro hijos a los deseos de los adultos pensando que así son felices. Y durante un tiempo lo son. Luego se vuelven malhumorados y se sienten frustrados. Empiezan a vernos como iguales y se rebelan cuando queremos frenar sus exigencias...
Por otra parte también hay "adultos" que se han negado a crecer. Que siguen llamando a mamá cada noche para que les digan que tiene que hacer; con asuntos tan banales como si poner la chaqueta de invierno a sus hijos o esperar un poco más; o desahogarse de algún pequeño roce matrimonial. Y ojo que no digo que no este bien hablar, consultar, mantener viva la relación con pequeños asuntos. Lo que no está bien es depender de ellos cuando ya has formado tu propia familia.
¿Y qué me decís de aquellos que se niegan a dejar la adolescencia y con 25, 30 o 35 años siguen aferrados a jóvenes de 17? Que siguen gritando cuando se les contradice o ponen pucheros cuando algo no sale como quisieran y luego no te hablan... porque haberlos, haylos. Yo por lo menos conozco a más de uno.
Supongo que el equilibrio sigue siendo lo más difícil. Saber cuando uno puede dejarse llevar y comportarse como un niño besando y provocando a tus padres, pero siendo un adulto responsable ante tus propios hijos. Perseguir corriendo a tus hijos por la casa mientras se mueren de risa, pero dejarles jugar solos cuando están sus amigos, sin ponerte a su mismo nivel cuando se pelean con alguno de ellos...
Supongo que Peter Pan debería estar presente en todos nosotros pero siempre de la mano de Wendy... al fin y al cabo sin opuestos no puede haber equilibrio.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Nunca Jamás...


Peter Pan, el eterno niño, el niño que no quería crecer. La niñez, la inocencia, la pureza. Esa época tan frágil de la vida y tan importante a la vez. Época de suma importancia, que hará del niño de hoy, el hombre de mañana.
Peter Pan no quería crecer, porque conocía muy bien a los mayores. Pobre niño, terrible paradoja para él.
Para mi cada bebé que acojo en mi hogar, es Peter Pan o Campanilla y no porque no quieran crecer, que vaya si lo hacen. Para mi son Peter Pan y Campanilla, porque siempre se quedarán conmigo, aquí y ahora, en el país de Nunca Jamás...

sábado, 30 de enero de 2010

Amor incondicional...

Tanto se ha escrito y se escribirá sobre el Amor: poetas, filósofos, escritores...que me da miedo hacerlo a mi. Pero así soy yo, un puro Aries, nacido en martes y en el año de la cabra, osea que cualquier miedo es mi enemigo y mi única opción es luchar para vencer.
Escépticos los hay, que no creen ni en ellos mismos, como para encima creer en el Amor. Amor que en la mayoría de las veces es egoísta, pero no por ello deja de ser Amor.
Si además de hablar de Amor, lo hacemos del incondicional, entonces la cosa se complica, porque incondicional implica no esperar nada a cambio, y aquí es donde los escépticos encuentran su piedra angular para afirmar que el Amor no existe.
Amo a mi mujer, sobra decirlo, pero siempre espero que ella esté ahí cuando vuelvo del trabajo, ahí, escuchándome cuando tengo necesidad de hablar, o de callar. Espero envejecer juntos y ser un par de ancianos cogidos de nuestras arrugadas manos, pero con un brillo especial al mirarnos. Aún así, aunque toda nuestra vida fuese un paseo por un jardín de flores, nunca será un Amor incondicional, pues siempre esperaré que ella esté ahí a mi lado.
Amo a mis dos hijas, también sobra decirlo, pero espero verlas crecer y hacerse dos mujeres independientes y autosuficientes, espero hacer las cosas lo mejor posible, para que ese título que nos ponen nuestros hijos cuando son pequeños, sigan poniéndomelo cuando sean mayores, "el mejor padre del mundo". Por lo tanto tampoco es un Amor incondicional.
Amo a mi perro, esto no sobra decirlo, pero también espero que salga siempre feliz a recibirme y que yo sea para él su mejor amigo. Parece difícil no esperar nada a cambio. Pero lo difícil no significa que sea imposible.
Acoger a un bebé en tu familia es difícil sí, pero Amarlo es muy fácil. Cuando le doy de comer, cuando le hago sonreír, cuando la baño (y ella a nosotros con sus chapoteos), cuando le hago caricias, masajes, le doy besos (deben de ir miles de ellos, en este tiempo), cuando hablo con ella en su mismo idioma, y ella me responde con risas y provocaciones, cuando hago todo eso, no espero nada a cambio. Sólo lo hago para hacerla feliz.
Cuando hago todo eso, no espero nada a cambio y sin embargo recibo todo eso y mucho más...

miércoles, 6 de enero de 2010

Regalos para el Alma...


Dicen que las primeras sonrisas de los bebés, no son una respuesta consciente a ninguno de los estímulos que les aportamos aquellos que los cuidamos. Bien sean sus padres, familiares o como en nuestro caso, una familia de acogida. Muy a pesar nuestro, hay que decirlo, pues es una de las sensaciones más agradables, ver como un bebé te sonríe. Pero tampoco hay que preocuparse, pues el tiempo pasa muy rápidamente y en seguida nos sonríen de verdad.
Hace ya bastante tiempo (medido en días, porque en meses, serían muy pocos), tengo el recuerdo de una de esas sonrisas.
Era por la noche. Tanto el bebé, como nuestras hijas, estaban ya acostadas. Entré en nuestra habitación a buscar una cosa, la luz del pasillo a mis espaldas, iluminaba la estancia. Me quedé mirando al bebé, que estaba completamente dormida. La expresión de su cara, transmitía una paz, que me inundó. Allí, inmóvil ante ella, admirándola, no puede por menos que sonreír. Como si ella estuviera despierta y además sus sonrisas fueran una respuesta a las mías, ella también sonrió en sueños. Yo despierto, ella dormida, los dos sonriendo. Espero no olvidar nunca esa inconsciente sonrisa.
A día de hoy, sus sonrisas son total y completamente conscientes. Nada más levantarte por la mañana y asomarte a la cuna, allí está ella, recibiéndote con unos gu-gús y unas sonrisas, que son alegría para el Alma.
Si aquella sonrisa, me dejó marca, ahora voy a relatar otra anécdota que también lo hizo: hace unos días, también por la noche, me encontraba cambiando a la niña, después de su ultimo biberón del día. Antes de ponerle el pijama, le estaba haciendo caricias y jugando con ella. A lo que ella respondía con sus enormes sonrisas y gorgoritos. El caso es que me puse a hacerle un masaje. Extendí mis dos manos en su cuerpo (desde la punta del dedo corazón, hasta el final de la mano, abarco todo su pecho y barriga), bajé desde los hombros hasta las piernas y de repente la niña emitió un sonido, que me sorprendió completamente por lo inesperado. Miré a mi hija pequeña que me acompañaba en ese momento y pude ver en ella, la misma cara de sorpresa que yo tenía. Repetí el movimiento otra vez, y el mismo sonido volvió a salir de la boca del bebé. Mi hija y yo no dábamos crédito. El bebé, nos acababa de regalar sus dos primeras carcajadas y por cierto vaya carcajadas.
Con los bebés de acogida que han pasado por nuestra casa, suelo por regla general no pensar en el futuro (ahí va una pequeña pista, de como enfrentarse a esta situación), pero en este caso hice una excepción y pensé: "ya verás que carcajadas te voy a sacar, dentro de muy poco".
Por cierto hoy día de Reyes, después de unos cuantos días de aquellas carcajadas, me las ha vuelto a regalar...