Familias Canguro...

¿Y cuándo te lo quiten?... es una de las frases más oída por todas aquellas familias que se hayan embarcado en la maravillosa experiencia de acoger a un niñ@ en su hogar.















sábado, 20 de noviembre de 2010

Manos que no dáis...

Somos un pueblo refranero, se nos llena la boca de la llamada sabiduría popular, lo cual debería convertirnos en un pueblo muy sabio. Pero los loros repiten frases aprendidas y no por ello saben lo que están diciendo.
Digo esto porque me vienen a la cabeza dos de esos dichos sabios que son utilizados muy a menudo: "hace más que el que quiere, que el que puede", y otro: "querer es poder".
Dicho esto me gustaría cederle la voz a cualquiera de esos niños que están con una familia de acogida. Niños que aunque no tienen voz, si tienen oídos.
Somos muchas las familias, por no decir todas, que ante un acogimiento tenemos que oír la frase que da título a este blog: "Yo no podría" y todas sus justificaciones, y lo tenemos que hacer mostrando comprensión. Pues bien que sea un niño quien os responda, que sea uno de esos niños sin voz los que os digan la diferencia entre "poder y querer". Vamos allá.

"Yo no podría vivir sin cariño.
Yo no podría vivir sin cuidados.
Yo no podría vivir sin una familia.
Yo no podría vivir en un centro.
Yo no podría desarrollarme plenamente sin ti.
En definitiva, yo no podría porque no quiero vivir así".

martes, 16 de noviembre de 2010

Dormir...


Esta noche no tocaba dormir... Nuestro bichito decidió que ésta era una noche tan buena como cualquier otro momento del día para estar con nosotros en "contacto directo".
Por supuesto no se salió con la suya (dormir con nosotros) aunque sólo en parte, pues ella y yo nos pasamos toda la noche viaje para aquí viaje para allá, palabrita arriba palabrita abajo...
Cuando ésta mañana el padre de mis hijas se marchaba a trabajar y me miró con cara de impotencia, pensé: buf, que mal me debe de ver...Y la confirmación no tardó en llegar...nuestra pequeñaja ni corta ni perezosa, antes de que me levantara resignada a comenzar el día, me ofrece sin dudarlo su osito y su chupete...En fin, me dije, no se puede decir que en casa pasen de mi...
Así que le di las gracias, le devolví sus más preciados tesoros y me fui a la cocina en busca de un buen café y un biberón mientras la oía protestar entre gritos por lo que sin duda juzgaba una terrible injusticia al dejarla sola.
Creo que cuando la gente me pregunte de nuevo lo que voy a hacer cuando se vaya; en vez de aclararle todo eso de que estaré feliz porque ella tiene que seguir su camino, tener un hogar definitivo y todas esas cosas que nunca logran entender, me limitaré a contestar... dormir señora, dormir.
Buenos días.