Familias Canguro...

¿Y cuándo te lo quiten?... es una de las frases más oída por todas aquellas familias que se hayan embarcado en la maravillosa experiencia de acoger a un niñ@ en su hogar.















lunes, 24 de octubre de 2011

Sobre el respeto aunque no me vean...

Lleva ya un tiempo dándole vueltas a este asunto. Acostumbrados como estamos a movernos por estos lares, a fuerza de navegar, creo yo que estamos perdiendo el rumbo.
A poco que nos fijemos, veremos a nuestro alrededor comportamientos que de no ser por la distancia que nos ofrece la red, difícilmente experimentaríamos. Y me explico.
Un amigo cuelga una noticia o un comentario en un soporte virtual. Nosotros le contestamos y le damos una opinión más o menos personal. Un amigo de nuestro amigo hace lo mismo. Nace la polémica. Nos sentimos atacados y nuestro amigo común interviene para salvaguardar ambas relaciones. Si estuvieramos cara a cara, probablemente, mediriamos más nuestras palabras, nos fijaríamos en el leguaje no verbal y evitaríamos el enfrentamiento para no violentar al pobre infeliz que nos presentó y sugirió el tema.
Otro ejemplo. Un grupo de adolescentes se pone al día en el chat de las últimas novedades en sus intensas vidas. Como una cosa lleva a la otra, comentan también de paso las opiniones que tienen sobre otras compañeras con las que evidentemente, no congenian bien. Se unen otras que no las conocen pero empatizan con las primeras. Resultado: una larga lista de burlas y comentarios que rallan el acoso. Sin embargo, en el patio o en la calle, no se dicen nada. No están seguras del resultado en un enfrentamiento directo.
¿Otro más? Evento escolar y llenamos la memoria de nuestra cámara con todas las tomas posibles de nuestro retoño y sus compañeros pasando un momento especial. Las colgamos para que todos los demás puedan tenerlas. Resultado: la familia de uno de los menores no ha dado su consentimiento para que su imagen sea publicada. La ley le ampara.
Así, ejemplo tras ejemplo, pasamos por la vida sin ser conscientes del alcance de nuestras palabras, nuestras acciones o los sentimientos de nuestros amigos.
Así, día tras día, nos amparamos en el desconocimiento y la ignorancia (¿qué va a pasar?...) para ir, día tras día, perdiendo el respeto hacia los demás, la mesura, la humildad...
Porque en resumidas cuentas, estamos solos ante el ordenador, él no nos recrimina nada, no nos pone un mal gesto, no nos pregunta ¿estás seguro de poner esto?, ni siquiera nos interrumpe...
¿Y a qué viene todo esto? os preguntaréis. Pues que si a nosotros se nos olvida todo esto ¿Cómo van a aprenderlo nuestros hijos?. Si nosotros descuidamos las relaciones personales habiéndolas vivido ¿Cómo van a apreciarlas ellos que ni siquiera han tenido tiempo de experimentarlas?.
Así que reinvindico desde aquí, el derecho y la obligación de mirarnos a los ojos cuando hablamos, la necesidad de tomar un café con los amigos y ver su aspecto y, como no, saludarse y despedirse con dos besos o un apretón de manos.
Y que la red, siga su curso.

jueves, 12 de mayo de 2011

¿Te he dicho hoy que te quiero?

Suena el despertador y comienza una nueva jornada.

Dos turnos de desayunos ( a veces tres), tres de comidas, otros dos de meriendas y otros tres de cenas.

Dos horarios de cole y uno de guardería.

Tres paseos al perro.

Mirar el correo, escuchar a mis hijas, hablar con su padre, jugar con "bichito".

Un día más no he llamado a los abuelos para ver que tal están.


A pesar de haber elegido mi forma de vida a veces las obligaciones me absorben.

Caigo rendida en el sofá a las once de la noche y pienso: ahí se quede todo.

Mañana más.


Pero no. Espera. Me levanto de un salto y entro en la habitación de mis chicas.

Oye, ¿Te he dicho hoy que te quiero? le pregunto a cada una de ellas antes de que se abandonen a sus ensoñaciones adolescentes.

Risas. Fingido enfado. Hum...creo que no.

Ay, lo siento, te quiero, te quiero; les digo atropelladamente y con tono desesperado.

¿Te he dicho hoy que te quiero? pregunto de vuelta en el sofá al hombre de mi vida.

Hum...creo que no. (¿Alguien dudaba a quien se parecen mis hijas?)

¡Mentiroso! le digo entre risas.

Bichito puede esperar a mañana.

Al perro le basta una caricia antes de irme a dormir.


Suena el despertador y comienza un nuevo día.


Yo he elegido mi forma de vida y a pesar de las obligaciones que me absorben, me encanta.


¿Te he dicho hoy que te quiero?

lunes, 25 de abril de 2011

Capítulos nuevos.

He de reconocer que últimamente estoy un poco desencantada.

A veces la vida transcurre más o menos tranquila y otras comienza a dar giros tremendos en los que apenas tienes tiempo de asimilar en que posición estás. La mayoría de las veces no son cambios perceptibles desde el exterior pero son trascendentales para tu forma de mirar y entender el mundo. A estas etapas más agitadas las suelo llamar "cambios de capítulo".

Mientras duran intento conservar la calma, consciente de que aún quedan más sucesos por llegar y debo estar preparada, pero claro, la vida a tu alrededor sigue y no puedes pararte o buscar un lugar perdido donde encontrar la serenidad (qué curioso ¿verdad? que la serenidad se esconda en lugares perdidos...o quizás sea que no la vemos más que en esos lugares...)

Pues mientras mi interior se intenta adaptar a la marejada, en el mundo real hay que seguir trabajando la tierra, sembrando, arando y dejando crecer la cosecha venciendo el deseo de podar cuando no es temporada.

Y os lo traduzco:

Corregir, enseñar y correr detrás de "bichito" que ya ha dejado muy claro que su personalidad no debe tomarse a la ligera y que sus deseos además de ser inmediatos e inamovibles hacen de nosotros unos expertos en el arte del rodeo para llevarla a dónde debe estar. (Vale, vale, los resultados no son siempre los deseados pero ahí estamos....)

Hablar, hablar y vuelta a hablar de los principios y motivaciones para hacer lo correcto, para mantenerse firme en los gustos e ideas aunque nos hagan distintos de los demás, para que nuestra "peque" que ya no es tan peque, empiece a caminar sola, segura de sí misma.

Y confiar, rezar y de nuevo confiar para que nuestra "niña grande" que todavía no es tan grande, sepa elegir y actuar sin nuestra supervisión aunque esto nos cueste atarnos las manos para no comernos las uñas y el resto de los dedos.

Y claro, como para sentarse, ordenar los pensamientos y plasmarlos aquí. Lo bueno de estos "cambios de capítulo" es que uno sigue el libro con ánimo renovado, dispuesto a disfrutar de lo que la novela (léase vida) le traiga. Creo que nos empeñamos tanto en buscar la felicidad que no nos damos cuenta de que nos estamos perdiendo el argumento principal, que estamos perdiendo el hilo. Que en definitiva los momentos difíciles, duros o simplemente aburridos son parte fundamental de nuestro libro. Y que para ser un buen lector no hay que saltarse ningún párrafo. Feliz lectura a todos.

domingo, 27 de febrero de 2011

Adaptación al medio

Sí, ya sé que no podéis ver bien a nuestro "bichito" pero comprenderéis que ni podemos, ni debemos, ni tan siquiera queremos, que se convierta en una estrella mediática.
"Bichito" se hace grande y como veis no hay nada que se le resista... No tiene problema alguno en adaptarse al medio que le rodea ni en adaptar éste a su medida. Su última adaptación: el lenguaje.
Al parecer los adultos utilizamos un montón de palabras que no le deben parecer adecuadas, así que no duda un instante en "reformarlas" a su medida. Y esto es así hasta el punto que si tuviera que marcharse mañana mismo, me vería en la obligación de pasarme la noche en vela para pasar al papel su diccionario personal para que su familia no se desesperara intentado comprender su extenso vocabulario.
Cuando nuestras niñas eran pequeñas cada una de ellas se enfrentó al problema de la comunicación de forma distinta, ya sabéis, cada niño es un mundo...
La mayor, con sólo dos años, no había forma de conseguir que estuviera en silencio. Y ya no era sólo que no callara, es que de todo opinaba, todo lo cantaba y todo se le entendía... Al crecer y convertirse en adolescente (maravillosa etapa, por cierto...) su vocabulario pasó a ser básico, y podemos observar con gran estupor, como una misma palabra sirve para denominar 6 o 7 distintas que misteriosamente, la RAE aún no contempla.
Su hermana por el contrario, con dos años, prácticamente no pronunciaba palabra (de cantar ya ni hablamos) y para cuando se decidió a hacerlo no había sílaba en su sitio, cosa que por otra parte, a ella le llenaba de frustración y nosotros de simpáticas anécdotas. Hoy con 11 años, su vocabulario, no es que sea extenso, es que nos deja sorprendidos a su padre y a mí y nos hace plantearnos empezar a leer el diccionario a escondidas para que no nos deje en evidencia el día menos pensado.
¿ Y que pasa con "bichito"? Pues que como os decía antes cada niño es un mundo y para no ser menos ha decidido renombrar todas las palabras que le enseñamos. Nunca nos gustó llamar a los perros "gua-guaus", ni al biberón "bibi" ni cosas por el estilo. Bueno, no hace falta, sabed que si un bebé decide cambiarle el nombre a algo, lo hará os pongáis como os pongáis. Nuestro chucho, por ejemplo, ya no es Drago, la mayoría de las veces es ¡¡pero!!, bajar es bubir, y comer es más...
No sé cómo se expresará dentro de diez años pero sí sé que me encantaría que está etapa tan tierna y emocionante pudiera formar parte de los recuerdos de la familia que la espera. ¿Y no te da pena? me preguntaron hace unos días por enésima vez... No, lo que me da pena es que no esté ya con su familia o pensar que podría no tener, ni siquiera a la nuestra, para guardar sus fotos y sus logros. Para guardar, como un tesoro, la maravillosa aventura de crecer y adaptarse al mundo.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Campaña publicitaria

¿Habéis visto la nueva campaña?
Por fin se han puesto las pilas (y los medios) para dar a conocer el programa a todos aquellos asturianos que aun deseosos de colaborar no sabían cómo, ni de qué manera hacerlo...
En la web ofrecen toda la información necesaria y además en facebook podéis seguir día a día los acontecimientos, reuniones y comentarios de familias acogedoras y de otras que ya están esperando formar parte de esta maravillosa aventura...
Si también queréis formar parte de ella, abajo os dejo los enlaces.
Ánimo, porque acoger no es sólo dar, es recibir de una forma insospechadamente gratificante.