Familias Canguro...

¿Y cuándo te lo quiten?... es una de las frases más oída por todas aquellas familias que se hayan embarcado en la maravillosa experiencia de acoger a un niñ@ en su hogar.















domingo, 20 de diciembre de 2009

Feliz Navidad

Y por fin...llegó Navidad.
A veces no tengo muy claro si el hecho de que sea Navidad me gusta o no. Y me explico. Por suerte o por desgracia mi infancia fué muy dura. Por desgracia porque esa etapa es en la que un ser humano se encuentra más desprotegido, más indefenso; la etapa en la que no tienes capacidad para comprender lo que ocurre y lo que es más importante aún, saber que no eres responsable de esos hechos.
Por suerte, porque todas mis experiencias me han llevado hasta dónde estoy, hasta lo que ahora soy. Y eso me gusta.
Mis recuerdos sobre las Navidades, hasta que conocí a Berto, dejan bastante que desear. Por supuesto, odiaba esas fechas. Para colmo de males, dos de las personas que más quería se marcharon un 22 y un 24 de Diciembre con sólo un año de diferencia. Resultado: mis sentimientos me impulsan a aborrecer estas fechas.
Pero llegó el amor, y con él mis hijas. Si tenéis hijos sabréis a que me refiero. Una podrá estar cansada, triste, o malhumorada, pero si tienes un mínimo de sentido común sabes, que ellos no tienen la culpa de nada. Como además soy tremendamente positiva, opino que si algo va a venir igual, lo mejor es tomarlo de la mejor manera posible... Así que decidí que me tenían que gustar las Navidades. Al principio es raro. Una parte de ti quiere revelarse y sólo se fija en los comentarios de fastidio y resignación con los que la gente te obsequia en plena calle o supermercado... Por suerte, la otra, lucha desesperada y consigue fijarse en los niños, en la Fe y en toda esa gente que la vive y la disfruta de verdad. Y a mi a cabezona no me gana nadie... Así que con el tiempo, conseguí convencer a Berto para comprar un árbol de Navidad más grande (a pesar del poco sitio que hay en casa), montar un Belén que ocupa toda una estantería del mueble del salón (recordad lo del espacio que hay en mi casa) y poner campanitas y adornos por toda la casa (tampoco es tan difícil). Y eso por no hablar de intentar hacer un menú a gusto de todos un poco más especial y de llevar 6 años participando en el Belén de mi Parroquia ...
Sin embargo, a veces, me fallan un poco las fuerzas y no puedo evitar pensar en esos años de dificultades y desgracias, esos años en los que las Navidades eran poco más que una tortura, pero no penséis que es por mí...
Nuestra pequeñina posiblemente no recuerde nada de sus primeras Navidades más alla del montón de fotografías con las que la atosigemos, pero no puedo evitar pensar en todos esos pequeños que pasarán unas navidades como las que yo pasé, en todos esos pequeños que las pasarán en un Centro sin amor de verdad, aunque sólo sea temporal, en todos esos que a lo peor no consiguen imponerse una Navidad feliz cuando tengan la oportunidad de hacerlo...
Para todos ellos van mis oraciones, mis momentos felices junto a los míos, y para que negarlo mis lágrimas cuando esa otra parte de mí me gana la batalla por unos breves instantes...

lunes, 7 de diciembre de 2009

Yo ¿no podría?

Últimamente he estado un poco crítica con los "yo no podría" que he ido recibiendo. Creo que ya he aclarado que no es por desprecio si no porque creo que es una frase hecha que se repite sin conocimiento. De todas formas quiero aclararlo de nuevo. A pesar de lo que pueda decir R.M. en su blog "Rarezas que me rodean" no me considero distinta, ni
especial... Me niego a verme distinta de los que me rodean (bueno de los que pasan por la vida sin pararse a pensar siquiera un instante, sí). Por eso quiero aclarar de nuevo mi posición: no es falsa modestia, ni falta de conciencia en la labor que desempeño...es sólo que...
Vanessa se olvida de su "deber" profesional y se mete de lleno en una aventura emocional de la que ya conoce el final; y aunque no sepa en que momento terminará, sabe que sufrirá y no por eso se echa atrás....
Susana se olvida de sus sentimientos que imagino tendrán que ser de impotencia y rabia, y aparenta ante su hija una fortaleza que la ayuden a seguir adelante en un entorno (su colegio) que le pone las cosas muy difíciles... y su hija es sólo una niña....
Raquel sigue adelante en su barrio, en el que trabajó toda su vida, después de haber pasado por uno de los momentos más duros de su vida y después de haber dejado su negocio... negocio por el que todo el mundo la conoce... sin embargo no abandona la lucha.....
... Podría seguir así, relatando las dificultades por las que muchas amigas o conocidas pasan, superan o simplemente esquivan....Todas son posibles receptoras de "yo no podrías" pero no se ve y por lo tanto no lo escuchan...
.... Por eso mi rechazo a las palabras... Por eso desde aquí reclamo la misma posición : a todas o a ninguna. Por eso yo no podría para mí no dice nada... la vida está llena de "pequeñas" heroicidades que nadie reconoce...al menos de forma pública. Por eso rechazo mi "rareza" a menos que se le reconozca a mis amigas y desconocidas.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Que suerte tuviste...


Ayer se celebró en Oviedo el VIII encuentro Autonómico de Familias de Acogida de Cruz Roja de Asturias.
Allí nos econtramos con mucha gente: con familias, con personal de distintas instituciones, con voluntarios de Cruz Roja, etc, etc.
Después de las ponencias, donde se trataron evidentemente temas sobre acogimiento, tuvimos una comida. Al finalizar la comida, durante la sobremesa, mientras compartiamos con otras familias nuestras experiencias con los pequeños, se acercó una chica a la cual no conociamos de nada y evidentemente ella a nosotros tampoco. Se dirigió directamente al carricoche, donde nuestra pequeña dormía placidamente después de haber tomado el bibe que le había dado una voluntaria de Cruz Roja. La miró y con una sonrisa dijo: "Tú eres .....", luego como queriendo confirmar lo que ella ya sabía, miró a María y le preguntó ¿es....?. Nos aclaró que ella, había llevado el expediente de nuestro bebé. Evidentemente era y es, quien ella pensaba. Volvió a mirar a la nena y le dijo: "que suerte tuviste".
Supongo, que, quien bien nos quiere, pensará esa frase, como algo muy cierto al conocernos a nosotros, otros, los que nos quieren mal, dirán "bueno, bueno......". El caso es que ni unos, ni otros, están en lo cierto.
La suerte de nuestro bebé nada tiene que ver con María y conmigo. Nuestro bebé tiene suerte por estar en una familia, que si bien en este caso somos nosotros, bien podría ser cualquier otra del programa, e incluso en "esa que todavía no se ha decidido a dar el paso". La suerte de nuestra peque, es la desgracia de otros muchos, por falta de familias voluntarias.
No voy a engañaros, hay que dar mucho de uno mismo para estar en este proyecto, pero lo que se recibe a cambio es muchísimo más de lo que se da.
Ojalá que dentro de un año, cuando se celebre el IX encuentro, haya más bebés con suerte.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Yo no podría...


Hace unos días una amiga me preguntaba si ya había oído algún comentario "de esos ingeniosos" que nos suelen decir cuando de nuevo tenemos un bebé con nosotros...Bueno, por supuesto que si ha habido frases "lapidarias" pero la verdad es que no sé si es que me hago un poco más mayor y por lo tanto más benevolente con las tonterías cotidianas o es que el cansancio me impide darle una vuelta a las frases que nos regalan tan amablemente los conocidos. No me malinterpretéis. Cuando digo que estoy cansada, no me refiero al cansancio físico que puede resultar de cuidar de un bebé de pocos días. Nada más lejos de la realidad. Nuestro "bichito" es un cielo que apenas da que hacer, come cada casi 4 horas, apenas llora y no mancha ni los baberos. De momento, sólo nos da sueño partido durante la noche....así que lo del cansancio no va por ella.
Lo del cansancio va más bien por un montón de gente que nos trata como si lo que hiciéramos fuera algo tan incomprensible y de un sacrificio tal, que sólo les falta reservarnos un palco de honor en lo más profundo de su corazón. A ver, no desprecio su admiración, simplemente no creo merecerla. No sé si ya lo dije con anterioridad o no, pero suelo repetir bastante a menudo a toda la gente que intenta "subirme de escalón" que cada uno hace lo que puede y en la medida que puede. Hace 8 años Berto y yo nos informamos sobre el Programa de Familias de Acogida, pero no era el momento, ahora sí. Del mismo modo, otras personas ahora no y quizás dentro de unos años digan sí a este proyecto o a otro que de algún modo ayude a mejorar la sociedad en la que vivimos. En la vida pasamos por muchas etapas y yo creo que todas nos ayudan a mejorar, a madurar, pero en esencia somos los mismos, colaboremos o no con alguna causa. Aunque en determinadas ocasiones tengamos que decir no, lo importante, lo que nos mueve, está ahí dentro y uno no va proclamando sus ideales o sus motivaciones. Por lo tanto todos somos iguales defendamos o no de forma visible algo que nos causa dolor o nos parece injusto.
Y por cierto, por si alguien aún no lo tiene claro: Yo no podría dejar, a todos esos bebés, sin una familia, sea por dos meses o por dos años.

jueves, 29 de octubre de 2009

Ya ha llegado...¡!

Después de dos meses y medio sin bebés en nuestro hogar, hoy a la una de la tarde llegó una pequeña que ya nos tiene a todos enbobados.
La verdad es que los últimos dos días (desde que por fin llamaron de la Cruz Roja) andamos todos un poco azotados por casa y por qué no reconocerlo, con una sonrisa un tanto bobalicona. Las niñas creo que ya se lo dijeron a amigas , profesores, familiares y diarios personales, o al menos eso me han dicho...
Si esperáis que os cuente lo guapa que es, cuánto come o cómo duerme, me temo que esperáis en balde. Podría contaros la ternura que despierta, pero os lo imaginareis. Podría contaros la variedad de pensamientos que se me pasan por la cabeza mientras la miro, pero si os esforzáis también os lo imaginaréis. Lo que seguro no habréis llegado a imaginar es la cantidad de gente que se acerca a verla como si fuera un objeto, o los que son incapaces de mirarla y disfrutarla sin tener que enjuiciar a su familia, o de vaticinarle una vida llena de desgracias sin saber nada de su situación. Y por último los que nos miran como si estuviéramos locos, los que creen que estamos sacrificando no sé que cosas en vez de ganar en emociones, en vez de sentir que estamos poniendo un granito de arena en su vida, que estamos dándole un poquito del amor que necesita para ser como un bebé más, como un niñ@ más.
Esta noche nos toca hacer turnos cada tres horas, aún no sabemos como dormirá en su nueva casa, ni si nosotros dormiremos algo o no (las emociones son muy malas para esto del descanso), pero lo que sí sé es que mañana, al igual que hoy, volveremos a oír : yo no podría.

lunes, 19 de octubre de 2009

Su lugar...

Llegábamos el otro día María y yo de la calle, y al entrar en casa nos dirigimos a la cocina. Allí, justo al lado del combi, en uno de los azulejos nos encontramos con un diminuto caracol, supongo que vendría con una de las lechugas de huerta que compramos, (es que a mi las iceberg no me gustan). Estaba allí inmóvil dentro de su casita, mediría un poco menos de medio centímetro.
Mi primer pensamiento fue en deshacerme de él, pero claro sin matarlo, así que mi lúcida mente buscaba un plan cómodo y fácil para enviar a nuestro ocupa a un lugar más natural.
La primera idea con la que mi cerebro me iluminó fue tirarlo por la ventana, claro que más que iluminarme me deslumbró. Cogí a aquel bebé de caracol con mis dedos índice y pulgar, y me dí cuenta de cuan frágil era. Practicamente era transparente y pude sentir como crujía bajo la leve presión de mis dedos, ¿cómo iba pues a sobrevivir a una caída libre desde una altura de miles de veces su tamaño?.
La otra idea me la dio María, que me dijo: "échalo a la basura, a lo mejor con una hoja de lechuga sobrevive". Tampoco necesité mucho tiempo para darme cuenta que esa idea tampoco era muy brillante, así que la deseché enseguida.
Venciendo la holgazanería y mi gusto por la comodidad, me volví a calzar y me dispuse a dejar a aquel pequeño en su medio natural. Es decir en un jardín que hay al dar la vuelta a mi casa. Lo puse en la palma de mi mano y su hasta ahora inmovilidad se transformó en una actividad "frenética" (visto a la velocidad del caracol, claro está), desplegó todo su cuerpo, sacó su cabeza y estiró sus delgados cuernos, recorrió la palma de mi mano en un momento, hasta el punto que lo tuve que volver a poner en el medio y cerrar el puño mientras bajaba por las escaleras a la calle. Cada vez que abría mi mano vuelta a empezar, hasta que llegamos a su destino. Es decir a su hogar, en el césped junto a un árbol. Una vez que lo dejé allí, el caracol volvió a esconderse sin salir en todo el rato que me quedé mirando.
No sé si allí en aquel lugar, siendo tan pequeño y aparentemente frágil, tuvo muchas oportunidades de sobrevivir. Pero lo que está claro es que aquel era su lugar.
Lo que me pregunto es: ¿por qué sólo se movió mientras estuvo en mi mano?. Me gustaría pensar que fue porque se encontraba agusto y protegido. Aunque tampoco me extrañaria que fuese por miedo. Yo me imagino tener su tamaño o a un caracol con el mio y es que.......

martes, 13 de octubre de 2009

La espera

Como muchos de vosotros ya sabéis, estamos esperando un nuevo bebé. Lo curioso es que no sólo lo esperamos en casa si no que un montón de gente que nos rodea lo está esperando también con nosotros. Y digo lo curioso, porque aunque hay bebés muy deseados que por desgracia tienen que verse en el programa, otros muchos no son tan esperados y no deja de sorprenderme que tantos desconocidos estén ya pendientes de su llegada para darle un poquito de amor durante el tiempo que esté con nosotros. Quiero pensar que de alguna forma, es la manera que la vida tiene de empezar a compensarles por lo que les falta de primera mano.
Algunas veces, he estado con madres que en vez de amar a su hijo, parecían amar a su propio reflejo, como si esos pequeños fueran una extensión de ellas mismas. Supongo que es muy fácil dejarse llevar por la fantasía, por los delirios de grandeza o nuestras frustraciones y pretender que nuestros hijos consigan lo que nosotros deseamos. Supongo que debe ser terrible descubrir un día, que vives con un desconocido, torturarte pensando en que te equivocaste o porque te "salió" mal...O quizás, en el mejor de los casos, darte cuenta que en vez de amar a tu hij@ por lo que es, lo amaste pensando en lo que tú querias que fuera...
Confío en no dejarme llevar nunca por el reflejo en el agua y poder seguir amando sin ideas preconcebidas a mis niñas y a cada uno de los bebés que pasen por nuestro hogar. Como ya dije más veces, amar es dejar marchar, amar es libertad.

martes, 6 de octubre de 2009

Cupido y Psique

Dícese de los celos: Sensación de celopatía. Traduce un estado afectivo de ansiedad originado en el miedo, de base real o ficticia, a ser abandonado por la persona amada. También indica el temor a que la persona estimada muestre preferencia por otro sujeto....
Sobre el significado de las palabras hace más de dos mil años que Platón nos dejó en su dialogo "Crátilo", la conclusión de que el lenguaje no es un medio válido para el conocimiento de las cosas.
Todo esto viene a cuento de las ocasiones en las que alguien nos preguntó si nuestras hijas no tenían celos de los bebés. Esta es una pregunta a todas luces lógica. Pero teniendo en cuenta el caso, también es muy triste pensar que alguien pueda sentir celos de un bebé al que acaban de abandonar su padres, o se lo retiraron las autoridades competentes, o lo que quiera que sea el motivo por el cual un bebé no está siendo cuidado y amado por sus padres biológicos, sino por una familia de "extraños".
Los celos, creo yo, son aprendidos de unos grandes maestros por nuestros pequeños. Esos maestros enseñan a nuestros hijos a ser celosos, con su ejemplo y palabras. Esos maestros, somos los padres.
Los celos son un sentimiento muy poderoso, tanto que puede llenar un corazón entero. Pero mucho más poderoso aún es el Amor y un corazón puede estar lleno de infinitos amores.
Desde hace una semana aproximadamente nuestras hijas después del saludo al salir del colegio, nos hacen la siguiente pregunta: ¿Qué ya llamaron de Cruz Roja?.

martes, 29 de septiembre de 2009

Eso no es para mi...


Hace unos días, la mayor de mis niñas nos sorprendió en mitad de la comida con una pequeña "crisis" de identidad. Quería ver una serie de tv bastante famosa que muchas de sus amigas ven y a ella no le dejamos. Entendía nuestros motivos para negarnos y sabía que si nosotros estabamos presentes podía tener una oportunidad de conocer algo más que el estribillo de la canción con la que la tv bombardea a todas horas...Argumentó que no se enteraba de lo que hablaban en el recreo, que no sabía quién era quién, y que "casi" tenía 12 y eso era como tener "casi" 13...En fin mi pobre niña utilizó todos sus recursos para conseguir su objetivo.
Sin embargo, la tensa situación se rompió cuando recordó que una compañera de su clase al comentar que no la veía, ni corta ni perezosa, le contestó: Ay ....es que esa serie no es para tí... Claro, ahí rompimos todos en risas (o casi todos, a Berto le costó un poco más dejarse llevar por lo absurdo del comentario).
Lo cierto es que esa serie, tampoco es para mí. Por eso retraso el momento de sentarme con mis hijas ante ella, aunque sea para comentar las barbaridades que en ella se dan por naturales. No comparto esa idea tan manoseada de adolescentes igual a descerebrados por naturaleza, ni que la adolescencia se alargue hasta los 20 años, ni ese concepto de que por ser joven se ha de ser promiscuo hasta la saciedad, y por supuesto, no comparto eso de que "como todos lo ven"...
Así que, aunque sé que la amiga de mi hija no va a leer esto, sólo me queda decirle: Cariño, esa serie, tampoco es para mí...

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Extraña sensación...

Desde que María y yo decimos ser padres de acogida, la incertidumbre que más nos asustaba es la misma que a la mayoría de las personas con las que hablamos del tema, y no es otra que la "temida despedida". En este tema cada persona es un mundo y cada cual la afronta como puede o como sabe, así que hasta el final del relato hablaré en primera persona.
Después de despejar todas mis dudas, gracias a las entrevistas con el personal de Cruz Roja, el curso, las charlas y el compartir experiencias con otras familias acogedoras, yo puedo asegurar que a día de hoy no le temo a la despedida. Evidentemente tengo mis recursos para afrontarla y a pesar de en alguna ocasión haber tenido que oir "que si no me daba pena despedirme de un bebé, es que no tenía corazón", o que "mi forma de afrontarla es difícil de llevar, pero es la correcta", tanto me da, que me da lo mismo, el caso es que no la temo. Pero el otro día recibimos una llamada de Cruz Roja, una llamada que era una buena noticia. Una nueva familia comenzaba la maravillosa experiencia de ser acogedores de un bebé. Un ser inocente que por algún motivo que no viene al caso, no tiene familia biológica que le aporte lo más necesario en este mundo, que no es la comida, bebida, vestidos u hogar, sino "El Amor".
Como por desgracia los niños que quedan desamparados son muchos más de los que la gente imagina, a veces Cruz Roja se ve desbordada, así que nos avisaron para que le facilitáramos el cambiador, el carricoche y el serón. En estos enseres pasearon, se bañaron y durmieron nuestros dos pequeños, y aunque sé que dentro de poco tiempo volveremos a oir el llanto de un bebé en nuestra casa, a pasar noches en vela, a bañarlo, a llevarlo de paseo, en fin a AMARLO, me sorprendió una extraña sensación.
El único consuelo o mejor dicho mi gran consuelo fue que María tuvo la misma y extraña sensación de vacio.
Esto me ha hecho pensar en como a veces aquello que nos parece menos importante, nos mantiene de forma inconsciente atados a lo que en realidad importa.


viernes, 11 de septiembre de 2009

Ser o no ser...

Hoy comenzó el colegio para miles de escolares en toda Asturias. Mi niña grande, empieza secundaria, así que aún le quedan unos días para remolonear en la cama mientras su hermana se va a clase como si emprendiera su "gran año".
Y es que para nuestra peque cada año de colegio es uno menos para su objetivo: ser "melica". Bueno "melica" era lo que quería ser de mayor cuando, evidentemente, aún era muy pequeña. Con el tiempo fue dando forma a su objetivo para establecerse desde hace un par de años en forense. Sí ya me imagino lo que estaréis pensando, pero no...Nuestra peque no ha visto nunca CSI, ni House ni ninguna peli de la que sacar su vocación. Ella quiere ser médica, quiere ver "los cuerpos" por dentro, trabajar tranquilamente (escuchando música a poder ser) y por supuesto que no se le muera nadie por una equivocación suya. Como padres a Berto y a mí sólo nos quedaba una cosa: orientarla. Y ahí comenzó todo. Durante más de dos años nos hemos tenido que enfrentar a muchas miradas de asombro, hemos tenido que explicar todo esto varias veces y por supuesto a alguna que otra sospecha sobre nuestra capacidad educativa. Pero claro, con el tiempo la gente se cansa, la gente, porque nuestra peque no. A ella no hay quien la separe de su objetivo. No sé si con el tiempo lo conseguirá o no (desde luego ella pone todo su esfuerzo en ello) pero sí sé que tener las ideas tan claras desde tan pronto es un punto a su favor.
En mi familia la dedicación a los estudios es algo que por desgracia no nos viene de serie y es que sin medios personales ni materiales, el hábito del estudio es muy difícil de conseguir y de mantener. Sin embargo, esas circunstancias me han servido para estar alerta a los errores, para aprender cada día un poco más, para esforzarme otro poco más aún y para animarla en su sueño o recordarle que la felicidad espera en cualquier esquina aunque no consigas un brillante expediente académico.
Mientras, mi peque seguirá enfrentandose con una sonrisa a sus libros de 5º de Primaria como si de ellos dependiera su nota de la Selectividad.



sábado, 5 de septiembre de 2009

Estupefacto



A mi es que me persiguen las frases.

En una ocasión a María le dijo una señora, en referencia a la experiencia en la que nos hemos embarcado, lo siguiente: "tú desde luego montas un circo y te crecen los enanos". Todavía a día de hoy no entiendo lo que quiso decir esa mujer. Desde luego María y yo no montamos ningún circo y si hay alguno montado, es el mundo en el que vivimos, y los bebés son bebés y no enanos, así que es lógico que crezcan.

Cuando uno práctica algún deporte de contacto, y le entra un golpe que no sabe ni por donde viene, se puede decir que ha quedado estupefacto. Pués bien, yo practico kickboxing y puedo asegurar que nunca he recibido un golpe que me haya dejado tan estupefacto, como esta frase.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Agradecimientos

Es increíble como los acontecimientos se precipitan a veces a una velocidad endiablada. En los últimos 17 días (desde que abrimos el blog) hemos visto como vuestras visitas se multiplicaban día a día y lo que es más importante aún, vuestros elogios y ánimos nos han llegado a través de distintos medios con una fuerza y calidez que nos han dejado boquiabiertos. Lo malo de todo este asunto es que resulta muy fácil dejarse envolver por vuestras palabras...

"¿Quieres que de ese néctar delicioso no te amargue la hez?
Pues aspírale, acércale a tus labios y déjale después."

Gracias a todos por responder a nuestra llamada, por "engancharos" a nuestro espacio, por hacernos un hueco en vuestro día a día. Gracias a todos porque aunque no tengáis pequeños en vuestras casas nos habéis acogido a nosotros y nos dais la fortaleza suficiente para mirar desde la distancia las malas contestaciones, la desconfianza y los prejuicios de los que no nos quieren tan bien como vosotros.

martes, 1 de septiembre de 2009

Tutores


La otra noche estábamos María y yo hablando en nuestro rincón a la luz de las velas. Lo haciamos sobre la consciencia e inconsciencia de nuestros actos.
En un momento dado nos quedamos contemplando las Orquideas que yo le regalé por nuestro aniversario. Admirábamos su belleza, su aparente fragilidad, el contraste de sus suaves colores, e incluso la belleza de la sombra que la luz de las velas proyectaba sobre la pared y el techo.
Rompiendo el momento María dijo: "ahora imagínatela sin los tutores".
Es fácil imaginarlas a rás de suelo, llenas de polvo, sucias y pisoteadas.
Los tutores puede que solo sean palos inconscientes, pero eso no significa que no sean necesarios.
Al igual que una orquidea, un niño necesita de un tutor. Mejor o peor, pero tutor al fin y al cabo.

viernes, 28 de agosto de 2009

Apariencias



Creo que no había comentado hasta ahora que tenemos perro. 30 kg de perro concretamente. Las autoridades competentes han declarado su raza como "potencialmente peligrosa", lo que nos ha llevado a un montón de permisos, licencias y papeleos varios. Evidentemente es un perro muy mimoso con conocidos y extraños y tiene especial predilección con niños y ancianos a los que compromete tumbándose a sus pies para conseguir un mimo.
Cuándo llegó el primer bebé nuestra preocupación era como reaccionaría ante un extraño que acapararía nuestra atención y la de nuestra visitas...Bien, enseguida comprendió que no podía "besarla", que había que acercarse "muy despacio" (era tremendo verle acercarse como a cámara lenta) y que cuándo lloraba todos nos movilizabamos. Resultado: antes de que nosotros la oyerámos, él se iba corriendo al serón, se giraba y se aseguraba de que también nosotros estabamos allí. A los 4 días comprendió que no "fallabamos" ni una y dejó de ser el primero en acudir. Cuándo la peque se fue, lo encontramos dos días más tarde acostado sobre una de sus chaquetitas...
Esta labor de "vigilante temporal" se repitió con el segundo peque incluyendo algún aviso extra ( mi madre es sorda y como no fué lo bastante rápida se encargó de meterle prisa). Sin embargo, desde hace 15 días no ha habido más llantos de bebé en casa, así que su labor "autoimpuesta" había terminado. Al parecer. Porque mientras paseábamos ayer por la mañana, una mujer pasó con un carricoche. Justo a nuestra altura un bebé de pocos días (ese llanto es inolvidable) rompió a llorar. Entonces se desató el instinto y nuestro cachorrón (aún no tiene 2 años) recordó que ante ese llanto TODOS nos movilizamos. Evidentemente no era nuestra responsabilidad pero evidentemente...no consiguió entenderlo a la primera. Miraba para atrás (hacia el bebé), miraba para mí y vuelta otra vez hacia atrás. Supongo que si la madre lo vió es probable que se sintiera un poco insegura al comprobar que un perro como el nuestro con su bozal y su correa corta, quería darse la vuelta para ir en su dirección. Sin embargo las apariencias engañan. A veces un perro de apariencia fiera, es todo ternura y delicadeza con los más debiles, a veces una madre de apariencia abnegada, es sólo una excelente ama de casa y a veces una mujer que entrega a su bebé recién nacido en adopción, está realizando un verdadero acto de amor. A veces , las apariencias consiguen engañarnos.

domingo, 23 de agosto de 2009

Corazón


Decía Friedrich von SCHILLER (dramaturgo alemán del S. XVIII) "No es la carne y la sangre sino el corazón lo que nos hace padres e hijos"; y lo decía en una época en la que no me parece a mí que las adopciones internacionales estuvieran a la orden del día y seguramente los acogimientos no tendrían el mismo cariz que el que tienen en la actualidad.
Lo que supongo que ya tenía muy claro Schiller es que el amor en la familia no lo marcan los genes comunes sino el deseo compartido. El deseo por ver crecer, madurar, amar; por sentir que algo tan indenfenso como un niño se convierte en un adulto capaz de ser feliz y hacer feliz a los demás. Un adulto capaz también de no olvidar a aquellos que guiaron sus primeros pasos, a aquellos que le enseñaron a caminar y a resolver conflictos, a aquellos que con su ejemplo le enseñaron a amar.
Ojalá que para conseguir esto, a los padres nos bastara con un ADN común pero me temo que los resultados de un análisis no sirven de nada. Al final lo único que sirve es el desvelo, el sacrificio, la generosidad, la sonrisa a pesar del cansancio y del dolor. Al final, lo único que sirve es el amor.

jueves, 20 de agosto de 2009

Dejar marchar...


Mañana iré a buscar a mis niñas que llevan más de una semana con los abuelos en el pueblo. La mayor, me rogaba, cuando hable con ella por teléfono, si no podían quedarse más. La pequeña sin embargo nos echaba de menos y aunque lo estaba pasando fenomenal, quería vernos y volver a casa. Cuando se fueron aún estaba el peque con nosotros, así que no tuvimos tiempo de ir a la playa, al cine o jugar los cuatro juntos sin preocupaciones o interrupciones. Sin embargo, mi niña grande, quiere más libertad. Ya no siente la urgencia por estar a nuestro lado, la necesidad de nuestros mimos, y aunque me consta que le encantan nuestros arrumacos y nuestras conversaciones, mi niña grande necesita más.
Siempre fui consciente que los hijos vienen y se van, sólo que hasta ahora no había empezado a vivirlo. No siento pena. Yo también soy hija y mi madre como buena madre, me dejo marchar.
A pesar de estar sola en ese momento, mi madre se armo de valor y recibió con una sonrisa al extraño que su hija le presento como el amor de su vida. Nunca puso una mala cara ni me hizo un reproche cuando durante horas le hablaba de él o entraba en casa y después de un fugaz beso volvia a irme. Como buena madre, supo que había llegado el momento de dejarme volar y así lo hizo. Hace unos días que Berto y yo cumplimos 18 años juntos.
Dentro de unos años, yo tendré que ser igual de valiente que mi madre y sonreir cuando mi niña grande decida planear o volar contra corriente sabiendo que para eso, es para lo que vino a este mundo. Para que algún día, yo, la deje marchar...

martes, 18 de agosto de 2009

Palabras que hacen daño.

¿Qué ya dejasteis el paquete?.
Esa fué la primera frase que escuché de boca de un conocido, cuando despedimos a nuestro último pequeño.
No es una mala persona, sólo creo que no pensó lo que acababa de decir. Estoy convencido, que si él supiera el daño que me hicieron sus palabras, no las hubiera dicho.
¿Cuántas veces habré hecho yo daño por hablar sin pensar?. Sólo espero que me perdonen, yo ya lo hice, y a mi conocido también.
¿Qué pensabais eh?.

lunes, 17 de agosto de 2009

Hace unos días nuestro pequeño comenzó un nuevo camino: su camino.
Hace unos días una nueva familia le estaba esperando para llenar sus días y comenzar una nueva etapa. La noche antes de irse, nos regaló un montón de sonrisas y "anjos", se resistía a dormirse, pero a diferencia de tantas otras veces, no lo hacía por el dolor, no lo hacía con llanto inconsolable que nos llenaba de frustración, simplemente disfrutaba de su desvelo (y nos hacía disfrutar a nosotros, indudablemente). Era inevitable pensar en esos padres que le esperaban a la mañana siguiente y que con toda seguridad estaban igual de desvelados que él, aunque no sé yo, si habría disfrute en su espera, la verdad, no lo creo. Unos padres que a partir de esa noche, se ocuparán en cuerpo y alma de él, de su alimentación, de su desarrollo, de su educación; unos padres que sufrirán cuando él sufra, reirán con sus risas y le mirarán absortos mientras duerma. Unos padres que harán todo lo posible por vivir con la mayor felicidad posible esta nueva etapa de sus vidas.
Nosotros seguimos adelante con la nuestra, sabiendo que del camino, sólo se ve una pequeña parte, y que como buenos caminantes el objetivo es seguir adelante y disfrutar del paisaje. Dondequiera que estés, suerte pequeño, estamos seguros que la tendrás.

domingo, 16 de agosto de 2009

¿A qué me comprometo?...

Al acoger a un menor me comprometo... "a ejercer su guarda con plena participación en mi vida familiar, a velar por él, tenerlo en mi compañía, alimentarlo, educarlo y procurarle una formación integral; con la finalidad de proporcionarle un ambiente familiar adecuado y estable." Eso y alguna otra cosa más es a lo que Berto y yo nos comprometemos con la Consejería de Bienestar Social y Vivienda del Principado, con las firmas de ambos por triplicado, aunque en realidad el compromiso es con los peques que han llegado a casa y el documento que firmamos no es comparable con todo lo que estaríamos dispuestos a darles desde el corazón.
Hace 6 meses, después de haber madurado la idea desde unos años atrás, Berto y yo, nos presentamos en las oficinas de la Cruz Roja dispuestos a convertirnos en padres de acogida. Poco podíamos imaginar que a éstas alturas del año, ya pudiéramos llevar dos acogimientos y un curso de preparación de 24 horas.
Poco podíamos imaginar que tener un bebé en casa pudiera aportarnos tantas cosas... Con cada uno de ellos hemos aprendido cosas nuevas, a veces aspectos sanitarios que desconocíamos, otras hasta que punto podíamos resistir a la falta de sueño, a la impotencia o al sacrificio de nuestros "pequeños momentos". Pero sobre todo, hemos aprendido a valorar más la vida, a relativizar nuestros problemas y lo más importante, que no solo nuestras niñas son afortunadas por tener una familia estable en la que criarse, hemos aprendido que nosotros somos los verdaderos afortunados por tenerlas a ellas. Chicas: gracias por hacer realidad esta experiencia y por demostrarnos que el egoísmo infantil no viene "de serie". Vosotras sois las verdaderas altruistas de esta historia: no pedisteis participar en ella pero aceptasteis sin dudarlo, no sois adultas todavía pero os comportasteis con más madurez que muchos de los adultos con los que nos cruzamos cada día, y aún sabéis poco del amor pero lo habéis dado como verdaderas expertas. Por todo esto y por mucho más GRACIAS CHICAS.