Y creo que ambos dieron en un "hueso" duro de roer. Me explico.
Es innegable que la mayoría de los niños y niñas lo que más desean es crecer y no precisamente para ser maestros, médicos o pilotos de aviones. Quieren ser mayores por motivos tan cuestionables como ganar dinero, ir a fiestas o de compras (y no hablo sólo de adolescentes) y como no, parecerse a los ídolos de barro que nos venden en las series de tv o los videoclips de moda. Como la mayoría de los niños quiere eso y la mayor parte de la sociedad lo vende, de nuevo la mayoría de los padres, lo permite. Adelantamos a nuestro hijos a los deseos de los adultos pensando que así son felices. Y durante un tiempo lo son. Luego se vuelven malhumorados y se sienten frustrados. Empiezan a vernos como iguales y se rebelan cuando queremos frenar sus exigencias...
Por otra parte también hay "adultos" que se han negado a crecer. Que siguen llamando a mamá cada noche para que les digan que tiene que hacer; con asuntos tan banales como si poner la chaqueta de invierno a sus hijos o esperar un poco más; o desahogarse de algún pequeño roce matrimonial. Y ojo que no digo que no este bien hablar, consultar, mantener viva la relación con pequeños asuntos. Lo que no está bien es depender de ellos cuando ya has formado tu propia familia.
¿Y qué me decís de aquellos que se niegan a dejar la adolescencia y con 25, 30 o 35 años siguen aferrados a jóvenes de 17? Que siguen gritando cuando se les contradice o ponen pucheros cuando algo no sale como quisieran y luego no te hablan... porque haberlos, haylos. Yo por lo menos conozco a más de uno.
Supongo que el equilibrio sigue siendo lo más difícil. Saber cuando uno puede dejarse llevar y comportarse como un niño besando y provocando a tus padres, pero siendo un adulto responsable ante tus propios hijos. Perseguir corriendo a tus hijos por la casa mientras se mueren de risa, pero dejarles jugar solos cuando están sus amigos, sin ponerte a su mismo nivel cuando se pelean con alguno de ellos...
Supongo que Peter Pan debería estar presente en todos nosotros pero siempre de la mano de Wendy... al fin y al cabo sin opuestos no puede haber equilibrio.