Familias Canguro...

¿Y cuándo te lo quiten?... es una de las frases más oída por todas aquellas familias que se hayan embarcado en la maravillosa experiencia de acoger a un niñ@ en su hogar.















miércoles, 6 de enero de 2010

Regalos para el Alma...


Dicen que las primeras sonrisas de los bebés, no son una respuesta consciente a ninguno de los estímulos que les aportamos aquellos que los cuidamos. Bien sean sus padres, familiares o como en nuestro caso, una familia de acogida. Muy a pesar nuestro, hay que decirlo, pues es una de las sensaciones más agradables, ver como un bebé te sonríe. Pero tampoco hay que preocuparse, pues el tiempo pasa muy rápidamente y en seguida nos sonríen de verdad.
Hace ya bastante tiempo (medido en días, porque en meses, serían muy pocos), tengo el recuerdo de una de esas sonrisas.
Era por la noche. Tanto el bebé, como nuestras hijas, estaban ya acostadas. Entré en nuestra habitación a buscar una cosa, la luz del pasillo a mis espaldas, iluminaba la estancia. Me quedé mirando al bebé, que estaba completamente dormida. La expresión de su cara, transmitía una paz, que me inundó. Allí, inmóvil ante ella, admirándola, no puede por menos que sonreír. Como si ella estuviera despierta y además sus sonrisas fueran una respuesta a las mías, ella también sonrió en sueños. Yo despierto, ella dormida, los dos sonriendo. Espero no olvidar nunca esa inconsciente sonrisa.
A día de hoy, sus sonrisas son total y completamente conscientes. Nada más levantarte por la mañana y asomarte a la cuna, allí está ella, recibiéndote con unos gu-gús y unas sonrisas, que son alegría para el Alma.
Si aquella sonrisa, me dejó marca, ahora voy a relatar otra anécdota que también lo hizo: hace unos días, también por la noche, me encontraba cambiando a la niña, después de su ultimo biberón del día. Antes de ponerle el pijama, le estaba haciendo caricias y jugando con ella. A lo que ella respondía con sus enormes sonrisas y gorgoritos. El caso es que me puse a hacerle un masaje. Extendí mis dos manos en su cuerpo (desde la punta del dedo corazón, hasta el final de la mano, abarco todo su pecho y barriga), bajé desde los hombros hasta las piernas y de repente la niña emitió un sonido, que me sorprendió completamente por lo inesperado. Miré a mi hija pequeña que me acompañaba en ese momento y pude ver en ella, la misma cara de sorpresa que yo tenía. Repetí el movimiento otra vez, y el mismo sonido volvió a salir de la boca del bebé. Mi hija y yo no dábamos crédito. El bebé, nos acababa de regalar sus dos primeras carcajadas y por cierto vaya carcajadas.
Con los bebés de acogida que han pasado por nuestra casa, suelo por regla general no pensar en el futuro (ahí va una pequeña pista, de como enfrentarse a esta situación), pero en este caso hice una excepción y pensé: "ya verás que carcajadas te voy a sacar, dentro de muy poco".
Por cierto hoy día de Reyes, después de unos cuantos días de aquellas carcajadas, me las ha vuelto a regalar...

2 comentarios:

  1. Hola Berto, tienes un blog con escritos hermosos,"respira" sensibilidad.
    Me alegra encontrar a personas comprometidas con sus semejantes,en este caso con los niños.
    Volverè,abrazos.
    PD:Gracias por seguirme y comentar en mi blog.

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  2. Bienvenida a nuestro espacio Madreselva. Gracias a ti por leer y comentar.
    Un abrazo.

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