Familias Canguro...

¿Y cuándo te lo quiten?... es una de las frases más oída por todas aquellas familias que se hayan embarcado en la maravillosa experiencia de acoger a un niñ@ en su hogar.















viernes, 28 de agosto de 2009

Apariencias



Creo que no había comentado hasta ahora que tenemos perro. 30 kg de perro concretamente. Las autoridades competentes han declarado su raza como "potencialmente peligrosa", lo que nos ha llevado a un montón de permisos, licencias y papeleos varios. Evidentemente es un perro muy mimoso con conocidos y extraños y tiene especial predilección con niños y ancianos a los que compromete tumbándose a sus pies para conseguir un mimo.
Cuándo llegó el primer bebé nuestra preocupación era como reaccionaría ante un extraño que acapararía nuestra atención y la de nuestra visitas...Bien, enseguida comprendió que no podía "besarla", que había que acercarse "muy despacio" (era tremendo verle acercarse como a cámara lenta) y que cuándo lloraba todos nos movilizabamos. Resultado: antes de que nosotros la oyerámos, él se iba corriendo al serón, se giraba y se aseguraba de que también nosotros estabamos allí. A los 4 días comprendió que no "fallabamos" ni una y dejó de ser el primero en acudir. Cuándo la peque se fue, lo encontramos dos días más tarde acostado sobre una de sus chaquetitas...
Esta labor de "vigilante temporal" se repitió con el segundo peque incluyendo algún aviso extra ( mi madre es sorda y como no fué lo bastante rápida se encargó de meterle prisa). Sin embargo, desde hace 15 días no ha habido más llantos de bebé en casa, así que su labor "autoimpuesta" había terminado. Al parecer. Porque mientras paseábamos ayer por la mañana, una mujer pasó con un carricoche. Justo a nuestra altura un bebé de pocos días (ese llanto es inolvidable) rompió a llorar. Entonces se desató el instinto y nuestro cachorrón (aún no tiene 2 años) recordó que ante ese llanto TODOS nos movilizamos. Evidentemente no era nuestra responsabilidad pero evidentemente...no consiguió entenderlo a la primera. Miraba para atrás (hacia el bebé), miraba para mí y vuelta otra vez hacia atrás. Supongo que si la madre lo vió es probable que se sintiera un poco insegura al comprobar que un perro como el nuestro con su bozal y su correa corta, quería darse la vuelta para ir en su dirección. Sin embargo las apariencias engañan. A veces un perro de apariencia fiera, es todo ternura y delicadeza con los más debiles, a veces una madre de apariencia abnegada, es sólo una excelente ama de casa y a veces una mujer que entrega a su bebé recién nacido en adopción, está realizando un verdadero acto de amor. A veces , las apariencias consiguen engañarnos.

domingo, 23 de agosto de 2009

Corazón


Decía Friedrich von SCHILLER (dramaturgo alemán del S. XVIII) "No es la carne y la sangre sino el corazón lo que nos hace padres e hijos"; y lo decía en una época en la que no me parece a mí que las adopciones internacionales estuvieran a la orden del día y seguramente los acogimientos no tendrían el mismo cariz que el que tienen en la actualidad.
Lo que supongo que ya tenía muy claro Schiller es que el amor en la familia no lo marcan los genes comunes sino el deseo compartido. El deseo por ver crecer, madurar, amar; por sentir que algo tan indenfenso como un niño se convierte en un adulto capaz de ser feliz y hacer feliz a los demás. Un adulto capaz también de no olvidar a aquellos que guiaron sus primeros pasos, a aquellos que le enseñaron a caminar y a resolver conflictos, a aquellos que con su ejemplo le enseñaron a amar.
Ojalá que para conseguir esto, a los padres nos bastara con un ADN común pero me temo que los resultados de un análisis no sirven de nada. Al final lo único que sirve es el desvelo, el sacrificio, la generosidad, la sonrisa a pesar del cansancio y del dolor. Al final, lo único que sirve es el amor.

jueves, 20 de agosto de 2009

Dejar marchar...


Mañana iré a buscar a mis niñas que llevan más de una semana con los abuelos en el pueblo. La mayor, me rogaba, cuando hable con ella por teléfono, si no podían quedarse más. La pequeña sin embargo nos echaba de menos y aunque lo estaba pasando fenomenal, quería vernos y volver a casa. Cuando se fueron aún estaba el peque con nosotros, así que no tuvimos tiempo de ir a la playa, al cine o jugar los cuatro juntos sin preocupaciones o interrupciones. Sin embargo, mi niña grande, quiere más libertad. Ya no siente la urgencia por estar a nuestro lado, la necesidad de nuestros mimos, y aunque me consta que le encantan nuestros arrumacos y nuestras conversaciones, mi niña grande necesita más.
Siempre fui consciente que los hijos vienen y se van, sólo que hasta ahora no había empezado a vivirlo. No siento pena. Yo también soy hija y mi madre como buena madre, me dejo marchar.
A pesar de estar sola en ese momento, mi madre se armo de valor y recibió con una sonrisa al extraño que su hija le presento como el amor de su vida. Nunca puso una mala cara ni me hizo un reproche cuando durante horas le hablaba de él o entraba en casa y después de un fugaz beso volvia a irme. Como buena madre, supo que había llegado el momento de dejarme volar y así lo hizo. Hace unos días que Berto y yo cumplimos 18 años juntos.
Dentro de unos años, yo tendré que ser igual de valiente que mi madre y sonreir cuando mi niña grande decida planear o volar contra corriente sabiendo que para eso, es para lo que vino a este mundo. Para que algún día, yo, la deje marchar...

martes, 18 de agosto de 2009

Palabras que hacen daño.

¿Qué ya dejasteis el paquete?.
Esa fué la primera frase que escuché de boca de un conocido, cuando despedimos a nuestro último pequeño.
No es una mala persona, sólo creo que no pensó lo que acababa de decir. Estoy convencido, que si él supiera el daño que me hicieron sus palabras, no las hubiera dicho.
¿Cuántas veces habré hecho yo daño por hablar sin pensar?. Sólo espero que me perdonen, yo ya lo hice, y a mi conocido también.
¿Qué pensabais eh?.

lunes, 17 de agosto de 2009

Hace unos días nuestro pequeño comenzó un nuevo camino: su camino.
Hace unos días una nueva familia le estaba esperando para llenar sus días y comenzar una nueva etapa. La noche antes de irse, nos regaló un montón de sonrisas y "anjos", se resistía a dormirse, pero a diferencia de tantas otras veces, no lo hacía por el dolor, no lo hacía con llanto inconsolable que nos llenaba de frustración, simplemente disfrutaba de su desvelo (y nos hacía disfrutar a nosotros, indudablemente). Era inevitable pensar en esos padres que le esperaban a la mañana siguiente y que con toda seguridad estaban igual de desvelados que él, aunque no sé yo, si habría disfrute en su espera, la verdad, no lo creo. Unos padres que a partir de esa noche, se ocuparán en cuerpo y alma de él, de su alimentación, de su desarrollo, de su educación; unos padres que sufrirán cuando él sufra, reirán con sus risas y le mirarán absortos mientras duerma. Unos padres que harán todo lo posible por vivir con la mayor felicidad posible esta nueva etapa de sus vidas.
Nosotros seguimos adelante con la nuestra, sabiendo que del camino, sólo se ve una pequeña parte, y que como buenos caminantes el objetivo es seguir adelante y disfrutar del paisaje. Dondequiera que estés, suerte pequeño, estamos seguros que la tendrás.

domingo, 16 de agosto de 2009

¿A qué me comprometo?...

Al acoger a un menor me comprometo... "a ejercer su guarda con plena participación en mi vida familiar, a velar por él, tenerlo en mi compañía, alimentarlo, educarlo y procurarle una formación integral; con la finalidad de proporcionarle un ambiente familiar adecuado y estable." Eso y alguna otra cosa más es a lo que Berto y yo nos comprometemos con la Consejería de Bienestar Social y Vivienda del Principado, con las firmas de ambos por triplicado, aunque en realidad el compromiso es con los peques que han llegado a casa y el documento que firmamos no es comparable con todo lo que estaríamos dispuestos a darles desde el corazón.
Hace 6 meses, después de haber madurado la idea desde unos años atrás, Berto y yo, nos presentamos en las oficinas de la Cruz Roja dispuestos a convertirnos en padres de acogida. Poco podíamos imaginar que a éstas alturas del año, ya pudiéramos llevar dos acogimientos y un curso de preparación de 24 horas.
Poco podíamos imaginar que tener un bebé en casa pudiera aportarnos tantas cosas... Con cada uno de ellos hemos aprendido cosas nuevas, a veces aspectos sanitarios que desconocíamos, otras hasta que punto podíamos resistir a la falta de sueño, a la impotencia o al sacrificio de nuestros "pequeños momentos". Pero sobre todo, hemos aprendido a valorar más la vida, a relativizar nuestros problemas y lo más importante, que no solo nuestras niñas son afortunadas por tener una familia estable en la que criarse, hemos aprendido que nosotros somos los verdaderos afortunados por tenerlas a ellas. Chicas: gracias por hacer realidad esta experiencia y por demostrarnos que el egoísmo infantil no viene "de serie". Vosotras sois las verdaderas altruistas de esta historia: no pedisteis participar en ella pero aceptasteis sin dudarlo, no sois adultas todavía pero os comportasteis con más madurez que muchos de los adultos con los que nos cruzamos cada día, y aún sabéis poco del amor pero lo habéis dado como verdaderas expertas. Por todo esto y por mucho más GRACIAS CHICAS.